martes, 8 de noviembre de 2011

DEDICADO A NACHO, LOURDES, DANIELA, MARTINA Y ADRIANA

Erase una vez en una aldea, no me acuerdo del nombre de la aldea, había un hombre que tenía una granja, en la granja había ovejas, cabras, cerdos, vacas y también tenía un corral, es decir un gallinero con gallinas, gallos y pollitos, pues bien, un día el dueño del corral que era muy bruto, pues nadie nunca le dio un abrazo ni un beso, no tenía sentimientos. Descubrió entre los pollitos ¡Oh! sorpresa, ¡qué pollito más raro! cuando le vio, era distinto, diferente, que raro era el animal, no se parecía en nada a los otros pollitos pues eran amarillos, algunos negros, también los había marrones casi rojizos... en fin era diferente, aquella cosa rara según el dueño de la granja iba criándose como los otros, picoteaba en el suelo gusanos, hormigas, lombrices y el trigo, y crecía diferente, un día dio un vuelo pues el sabía que no era una gallina, dio un impulso y subió a un árbol, el dueño serio y muy antipático lo bajó al suelo y le regañó diciéndole ¡tú eres una gallina! ¡tienes que vivir en el corral!, esto pasó muchas veces y aquel animal estaba muy triste porque le encerraron en una jaula y le quitaron la libertad.
Con el paso del tiempo el pollito cambó todas sus plumas convirtiéndose en un águila preciosa y el dueño del corral empeñado en que era un gallina y tenía que comer con la cabeza para abajo, ¡claro! como comen las gallinas.
Un día que el dueño del corral no estaba pasó un joven muy apuesto, guapo con una chica muy guapa y muy cariñosa, los dos eran así, pues veréis, los dos se quedaron mirando el gallinero, asombrándose de lo que veían con las gallinas, había un águila en una jaula, ¡que bonita era! los dos la preguntaron, ¿por qué estás encerrada? ¿si eres un águila?, el ave contestó: ya lo se pero mi dueño se empeña en que soy una gallina y no me deja volar, los dos jóvenes abrieron la jaula juntos, cogieron al ave, la alzaron al vuelo y el águila volaba, volaba... pues creyeron en ella, creyeron en lo que veían, el águila voló y voló acariciando el viento ¿y sabéis? el águila nunca volvió a ser humillada y a estar con la cabeza agachada como las gallinas.
Este cuento no es el original pero yo lo he vivido así en el día a día, estos jóvenes me acogieron, me ayudaron, creyeron en mi y su impulso y cariño me sirvió para volar como el águila, perdonar mi atrevimiento,  esto va para los que leéis el blog, Nacho y Lourdes os pido y deseo que aunque las niñas sean pequeñas se lo hagais saber cuando creáis oportuno.
Lourdes y Nacho gracias por vuestra coherencia y saber estar con los que antes nos sentíamos gallinitas. Kike, Manu, Paco y yo os mandamos la fuerza que vosotros no habéis dado desde que os conocemos, nuestro amor y muchos achuchones.
                                                                                                   

 

                                                                                                                 Carmen esteticién de los suelos.     

1 comentario:

  1. Precioso y real como la vida misma, Carmen. Y también me sumo al homenaje para los que nos ayudaron en los primeros momentos y hasta ahora en todas las batallas. Un beso grande, y sigue escribiendo.
    Toñi.

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