lunes, 14 de octubre de 2013

Ningun ser humano es ilegal

hola hoy  tengo que compartir con vosotros los momentos de fascismo que tiene Europa y que  estamos viviendo hacia las personas que intenta llegar a un lugar don de sobrevivir con tan poca fortuna pues mueren en el intento como pasa en Italia mientras los empoderados políticos mundiales y religiones no importa si es católica musulmana ortodoxa da igual nadie da un paso al frente y BASTA YA son seres humanos SE PUEDE COMPARTIR HAY MUCHA RIQUEZA EN TODO EL MUNDO PORQUE LA TIENEN QUE MANEJAR UNOS CUANTOS, en cualquier caso yo creo que hay que ser insumisos a todas las leyes que matan a estas personas por haber nacido en un país pobre ojala el Urdangarín y su mujer fuesen exiliados de cualquier país al que vayan, esto también va para todos los poderosos y empoderados que arriba indico, os dejo con una parábola para que penséis, pues yo ya lo he hecho, con mi fregona, amoniaco y desde el suelo y muy bajito os quiero y os mando un abrazo, esta vuestra esteticién de los suelos.





                                             PARABOLA DEL AGUILA (de James Aggrey)

Erase una vez un hombre que caminaba por el bosque, encontró un aguilucho, se lo llevó a su casa y lo puso en su corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que los pollos y a conducirse como estos. Un día un naturalista que pasaba por allí, le pregunto al propietario por qué razón un águila, el rey de las aves y los pájaros, tenía que permanecer encerrado en el corral con los pollos.

- Como le he dado la misma comida que a los pollos, y le he enseñado a ser como un pollo, nunca ha aprendido a volar, respondió el propietario; se conduce como los pollos y por tanto no es un águila.

-Sin embargo, insistió el naturalista, tiene corazón de águila, y con toda seguridad se le puede enseñar a volar.

Después de discutir un poco más, los dos hombres convinieron en averiguar si era posible que el águila volara. El naturalista le cogió en sus brazos, suavemente y le dijo “Tú perteneces al cielo no a la tierra, abre las alas y vuela”. El águila sin embargo estaba confusa: no sabía qué era y al ver a los pollos comiendo, saltó y se reunió con ellos de nuevo.

Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó el águila al tejado de la casa y la animó diciéndole: “Eres una águila, abre las alas y vuela”; pero el águila tenía miedo del mundo desconocido y saltó otra vez en busca de la comida de los pollos.

El naturalista se levantó temprano al tercer día, sacó el águila del corral y lo llevó a una montaña. Una vez allí, alzó al rey de las aves y lo animó diciéndole “Eres una águila y perteneces tanto al cielo como a la tierra. Ahora, abre las alas y vuela”.

El águila miró alrededor, hacía el corral y hacía arriba, al cielo. Pero siguió sin volar. Entonces el naturalista lo levantó directamente hacia el sol; el águila empezó a templar y abrió lentamente las alas y finalmente con un grito triunfante, voló alejándose hacia el cielo.

Es posible que el águila recuerde todavía a los pollos con nostalgia; hasta es posible que de cuando en cuando vuelva a visitar el corral.

Que nadie sepa, el águila nunca ha vuelto a vivir vida de pollo. Siempre fue un águila, pese a que fue mantenida y domesticada como un pollo.


¿Hacia dónde voy?: Hacia donde yo quiera dirigir mis pasos. Hacia mi propia evolución espiritual, eso sí teniendo muy claro que tengo los pies acá, en esta Tierra. Sólo basta darse cuenta de que uno es Águila y no un pollo.