miércoles, 19 de septiembre de 2012

DEDICADO AL HIJO QUE ME HUBIERA GUSTADO TENER

Juan Ignacio de la Mata.
Nacho, hace mucho tiempo que te conocí en la parroquia de la mano de Lourdes, a la cual elegiste por compañera de tu vida y al lado de los más desfavorecidos, toxicomanos, gitanos, putas... de todo, era flipante, un chico guapo, inteligente, nada pijo, Lourdes con sus zapatos desgastados, te juro Nacho que alucinaba, y te dije, ¿sabe tu madre dónde te metes? Tú sonreías, con tu dentadura fresca y cariñosa.
Pasaron los años, y de la mano de Lourdes te casaste, y no solamente te casaste con ella, si no con toda la parroquia entera, recuerdo tu boda, yo, tu madre indigente, nunca estube en una así, gracias Nacho, por dejas que viviese ese momento, y todos los que vinieron después, Nacho hijo, gracias por enseñarme a bajar las escaleras de los juzgados de la Plaza Castilla sin mirar abajo como las damas, cuando ibamos con algún chaval a los juicios, gracias por tu coherencia, tendre siempre estos recuerdos, gracias por rescatarme de un sexshop el día de la manifestación en contra de la guerra de Irak, con tu cámara de fotos reflejando el momento, gracias por quererme, y por todo y más te seguiré donde estés junto a tu mujer Lourdes y las niñas, te quiero Nacho, pero también me gustaría que se jodiesen todos los siervos de cualquier institución, que babean por la mierda que les dan, de esta tu madre La Esteticien de los Suelos, Carmen Diaz Bermejo.